Rodrigo Paz Pereira, ganador del inédito balotaje de octubre en Bolivia, fue investido este sábado como presidente e inició un nuevo ciclo político y económico en el país, contando con la presencia de jefes de Estado regionales como Santiago Peña (Paraguay), Yamandú Orsi (Uruguay), Javier Milei (Argentina), Daniel Noboa (Ecuador) y Gabriel Boric (Chile).
La asunción se da en un contexto de profunda crisis, marcada por la escasez de dólares y combustibles, inflación y el encarecimiento de alimentos y servicios. El flamante mandatario prometió aplicar un modelo de "capitalismo para todos" y marcó distancia con las posturas de los últimos gobiernos al asegurar que Bolivia "vuelve al mundo y el mundo vuelve a Bolivia".
La ceremonia de investidura, que se llevó a cabo bajo la lluvia en La Paz, contó con una significativa presencia de líderes internacionales, destacando la asistencia de los presidentes de Argentina, Chile, Ecuador, Uruguay y Paraguay. Esta concurrencia fue especialmente agradecida por Paz en su primer discurso, en el que se refirió a la lluvia como un acto de limpieza de la "Pachamama".
La gestión de Paz comienza con un panorama económico y social complejo. El mandatario prometió impulsar un modelo de "capitalismo para todos", enfocado en otorgar créditos baratos a emprendedores y aplicar rebajas arancelarias a la importación de tecnología y vehículos. Días antes de la toma de posesión, Paz viajó a Estados Unidos para reunirse con organismos multilaterales y asegurar la provisión de combustibles y la llegada de dólares, incluyendo un encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, que su oficina destacó como el inicio de una "nueva etapa" en la relación bilateral.
El presidente Rodrigo Paz dirigió sus primeras palabras a la nación, agradeciendo a los mandatarios presentes y a las delegaciones internacionales. Remarcó que "esta es la nueva Bolivia que se abre al mundo. Nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas".
Paz subrayó el carácter de su mandato al indicar: "Este lugar no es de poder, es un mandato de servicio a la Patria. No nos han entregado un trono, si no una tarea". Acto seguido, prometió libertad, responsabilidad y respeto a la ley: "Comienza un tiempo de libertad y también de responsabilidad. Nadie está por encima de la ley ni de la Patria".
En un tono firme, el nuevo mandatario criticó la situación heredada de la anterior gestión, describiendo que "Nos dejan un país quebrado. Un país cansado, dividido, endeudado moral y materialmente. Nos dejan la peor crisis de las últimas cuatro décadas". Advirtió que el "malgasto fue algo bueno, nos traicionaron", y que la deuda asciende a "40.000 millones". En ese marco, sentenció: "Nos traicionaron y la traición se paga en Bolivia".
El eje de su plan de gobierno pasa por terminar con el "Estado tranca", al que tildó de "corrupto y excesivamente burocrático". El presidente aseveró que "la ideología no te da de comer. Lo que te da de comer es el empleo, la producción, el respeto a la propiedad privada". Finalmente, interpeló a los expresidentes sobre los recursos naturales: "Evo, ¿dónde está el litio? Arce, ¿dónde está el litio, el gas?", concluyó entre aplausos.