Dicen que en un minuto se te puede ir la vida. Parece poco tiempo entonces. Pero a veces un minuto es mucho más que eso. Lo que me ocurrió, y hablo en primera persona, puede parecer algo insignificante para muchos pero para mí no lo fue. Los invito a leerlo y ustedes dirán. Eso sí, les va a llevar un poquito más de un minuto.

por: Ruben Arias
18/05/2020 18:03
fuente: Propia

"La vida se te escapa y se te va minuto a minuto", dijo hace un tiempo Pepe Mujica y ¿cuántos más habrán hablado de lo mismo, no?. Desde este punto de vista se podría decir que es poco tiempo, que nos queda poco, tan solo 60 segundos. Pero a veces, y depende de dónde se lo mire, esos 60 segundos pueden decir muchas cosas más.

¿Alguna vez le pasó llegar a un comercio con lo justo, casi corriendo, porque está cerca del horario de cierre? Saber que cierra a las 18 pero que todavía falta un poquito para que llegue el horario. Llegó a la puerta y sabe que son 17.59 y que por ende está a tiempo. ¿Y le pasó que no lo dejaron entrar, a pesar de ello? ¿Que entonces recurrió a mostrar que la hora de su teléfono celular decía que todavía quedaba un minuto? O bien podría decirse que son dos porque, entiendo, que a las 18 también se podría. En todo caso ¿cuál es el límite exacto que lo define hacia un lado ú otro?.

Bueno, no voy a pensar que fui el único, habrá ocurrido miles de veces, y lamentablemente, a no ser que esta nota sirva de algo, va a seguir ocurriendo. A propósito, ese es el objetivo de la misma ya que no pretendo "escrachar" a nadie -aunque a algunos de los lectores quizá les gustaría que lo haga- ni tampoco mencionar en que comercio ocurrió lo que me pasó ayer.

En estos tiempos donde tanto hablamos de ser solidarios, de comprendernos más unos a los otros, de ser más empáticos, resulta que uno se encuentra con este tipo de realidades y actitudes que le terminan dando un cachetazo. Un golpe que uno no espera porque además sabe que es injusto, que no lo merece, pero que además le asiste la razón.

Porque muchas veces podemos estar equivocados pensando que uno tiene la razón sobre algo y en definitiva no deja de ser una visión, de tantas, sobre un tema en particular. Lo que para unos es justo para otros es a veces lo contrario. Pero casos como éste no admiten discusión: si el negocio tiene horario de cierre a las 18 y son 17.59 deberías poder ingresar. Aun pensando que el reloj estuviera mal, algo que no ocurrió, debería considerarse -a no ser que se trate de un exceso desmedido- que el cliente tiene razón al demostrar la hora que es.

Pero aun así, el empleado del local -dedicado a la actividad de seguridad- admitió que eran las 17.59 pero la respuesta fue "no puede ingresar porque a las 18 no tiene que haber más gente en el local". ¿Cómo? La reglamentación no dice eso, fue mi respuesta. Y agregué: el horario de cierre es para ingresar al local y aquí dice 18 horas. Luego de ello, se supone, si hay gente en el interior, la tendrán que atender y luego cerrar.

Y había gente en el interior, no muchos, pero había... porque alcancé a ver por las vidrieras que se observaba cierto movimiento. Me quedé un instante más porque le dije, con mucho respeto, a la persona que me había impedido el ingreso, que iba a hablar con alguien para explicarle lo que estaba pasando. Me respondió que hablara con quien quisiera pero que no podía entrar. Como me vio llamando por teléfono y vio que todavía seguía allí fue a buscar a otra persona que se presentó como la encargada del local. Para esto ya eran las 18.01. Le expliqué lo que había ocurrido y la negativa se mantuvo por lo que no me quedó otra que retirarme del lugar.

Pero no todo terminó allí. Para mi asombro, en ese momento ya eran las 18.03, empezaron a apagar las luces del comercio y todavía había gente en el interior haciendo compras, buscando algún producto. Además, se trataba de un día sábado, cuando todos saben que al otro día estaría casi todo cerrado. 

Algunos pensarán, y quizá tengan razón, no lo sé... “pero mirá el mundo que está haciendo este periodista por lo que le pasó”. Y yo también lo pensé antes de escribir la nota, pero me dije "al menos lo puedo contar", quizá otros hayan sufrido una situación similar y no hayan tenido ni siquiera la posibilidad de expresarlo.  

Al mismo tiempo, me pregunté varias cosas: ¿Así se cuida a los clientes? ¿No respetando un horario establecido y publicitado en todos los medios de la provincia? ¿Echando a los que todavía están adentro, apagándoles la luz de los expositores? ¿Saben que el valor más preciado de una empresa o comercio son los clientes? ¿Dimensionan que si esos clientes se pierden se pueden venir abajo sus sueldos o hasta quedarse sin trabajo? ¿A dónde está la empatía que tanto necesitamos para avanzar como sociedad? El ponerse en el lugar del otro ante algo que puede ser una necesidad, no de vida o muerte está claro, pero una necesidad del momento. Aún si uno llegara a las 18.01 se debería tener ese tacto, al menos preguntarle o sugerirle... “mire, si la compra es rápida pase, si se va a demorar mucho, no podemos”. Y hasta uno quizá lo entendería o hasta tendría la chance de elegir. Pero nada de eso ocurrió

Al fin de cuentas se trata de gestos, de valores, esos que nos diferencian a unos de otros. De gente que prefiere vivir la vida de ese modo, aprovechando mínimas chances para hacer un abuso de autoridad o disfrutar (lo disfrutarán?) esos segundos que le dan poder sobre otro. Insisto, lo que escribo lo saben solo los protagonistas del hecho. No es mi intención escracharlos -ni siquiera conozco sus nombres, salvo el del que llamé por teléfono para contarle- y mucho menos decir el comercio donde ocurrió porque no creo que los propietarios del mismo tengan algo que ver. 

Y no lo menciono, además, porque creo que otro valor a rescatar es el de pensar que la gente puede cambiar, que tenemos que darnos oportunidades, que podemos equivocarnos, que se puede pedir disculpas.

Que ante otra situación similar con cualquier persona, éste hecho -replicado por este periodista, amargado por lo ocurrido- sirva para ser diferentes, para ganarnos el afecto del otro, el respeto, para enseñarnos que se puede ser solidario.

Para que eso no quede solo en palabras, hay que pregonarlo, y tiene que empezar por uno mismo. Ojalá pueda empezar en algunos luego de esta nota.


Contactenos



Servicio de noticias vía WhatsApp.


Queres recibir noticias seleccionadas gratis via Whatsapp, registrate.



Tambien puedes hacerte fan de nuestra página en facebook.