El juez Claudio Bonadio cerró la instrucción del caso que estalló por las minuciosas anotaciones que hizo el chofer de un ex funcionario kirchnerista.

21/09/2019 10:00
fuente: Diario Los Andes

 

El juez federal Claudio Bonadio elevó ayer a juicio oral la llamada “causa de los cuadernos”, expediente judicial que entró en escena el 1 de agosto de 2018 con una espectacular serie de allanamientos y detenciones de empresarios y exfuncionarios kirchneristas. 

De acuerdo a la investigación de Bonadio y del fiscal Carlos Stornelli, Néstor Kirchner hasta su muerte y después la expresidenta Cristina Fernández estuvieron a la cabeza de una “organización delictiva” que recaudaba coimas entre empresarios ligados a la obra pública. 

Entre los imputados figuran el exministro de Planificación Federal Julio De Vido y su colaborador Roberto Baratta, el exsecretario de Obras Públicas José López, y también los empresarios Aldo Roggio, Eduardo Eurnekian, Enrique Pescarmona, Carlos Wagner, Gerardo Ferreyra y Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, por nombrar algunos de los 53 acusados.

Para Bonadio, tanto los exfuncionarios como los empresarios integraban la presunta banda delictiva; Cristina Fernández quedó acusada “en calidad de jefa” y por 28 presuntos hechos de coima. La acusación a De Vido es como “organizador”. La figura de organizador también alcanzó a Baratta, al financista Ernesto Clarens y a Wagner, extitular de la Cámara de la Construcción. Wagner habría actuado, dice Bonadio, como pieza clave de la “cartelización” de la obra pública. Los empresarios están acusados por el delito de “cohecho” (coima).

En el escrito de 154 páginas, Bonadio indicó que la finalidad de la presunta banda delictiva “fue organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal con el fin de enriquecerse ilegalmente y de utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos, todo ello aprovechando su posición como funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional”.

 

La Cámpora, sobreseída

Además, el juez dictó el sobreseimiento de los dirigentes de La Cámpora Máximo Kirchner, Wado de Pedro, José Ottavis y Andrés Larroque, y del exsecretario general de la Presidencia Oscar Parrilli, a quien se lo había acusado de recibir dinero de parte de Baratta de acuerdo a una anotación que figuraba en los cuadernos en los que se basa la causa, escritos por el ex chofer de Baratta, Oscar Centeno.

A la vez, el juez volvió a pedir el desafuero de Cristina Fernández, hoy amparada por los fueros de senadora nacional, “con el fin de cumplir con la prisión preventiva”.

Además de esta causa, Bonadio también elevó a juicio dos expedientes que se desprendieron de la investigación principal: uno ligado al movimiento de grandes cantidades de dinero del exsecretario privado de Néstor Kirchner, José Muñoz (fallecido en 2016); y otro vinculado a posibles coimas en el área de transporte ferroviario, donde Roggio también quedó como acusado.

 

Origen periodístico

La investigación se inició a partir de información que acercó el periodista del diario La Nación Diego Cabot al juez Bonadio. Se trataba de las copias de una serie de cuadernos tipo escolar en los que figuraban anotaciones, cuya autoría se adjudicó a Centeno. “Es una verdadera bitácora de la corrupción”, calificó en agosto de 2018 el fiscal Stornelli, ahora procesado después de ser vinculado al “caso D’Alessio”.

Centeno fue uno de los primeros detenidos en la causa (llegó a haber 31). Dos allanamientos en busca de los cuadernos no arrojaron resultados. El remisero, finalmente, declaró haberlos quemado en una parrilla. Centeno recuperó la libertad al asimilarse a la figura de “arrepentido”. Tanto Bonadio como Stornelli restaron importancia al hecho de investigar en base a las copias digitalizadas y no sobre los originales de los cuadernos. “La investigación mayormente se está construyendo en base a los testimonios de los imputados”, dijeron.

Para Bonadio, “la asociación ilícita desarrolló sus actividades aproximadamente desde principios del año 2003 hasta noviembre del año 2015”.

“Los delitos pudieron realizarse por la cobertura brindada por los funcionarios más altos del país, debiendo destacar que muchas de las conductas ilícitas han sido reconocidas por sus actores”, escribió Bonadio.

Respecto al sobreseimiento de Máximo Kirchner y otros militantes de La Cámpora, el juez indicó que “no es posible afirmar que los nombrados hayan tenido una participación en la asociación ilícita comandada por Néstor y Cristina Kirchner”. Y señaló que el dinero que podrían haber recibido se usó para actividades políticas. La posibilidad de que se haya configurado algún delito en esas operaciones está siendo investigada por la jueza María Servini de Cubría.

Cerrada la investigación, el expediente quedó ahora en manos del Tribunal Oral Federal 7, que deberá fijar la fecha de inicio de las audiencias.

 

Cómo vive hoy Centeno, el chofer que desató el escándalo

Oscar Centeno, el ex remisero a quien se atribuye la redacción de los cuadernos, vive hoy en una casa custodiada. El hombre tiene varios kilos menos, un nuevo color de pelo, la barba crecida y usa compulsivamente gorros y boinas para pasar desapercibido. 

Centeno cobró notoriedad en agosto de 2018 al convertirse en el primer arrepentido de la llamada “causa de los cuadernos de las coimas”. Desde entonces se mueve bajo un estricto dispositivo de seguridad y según una nota del diario Clarín, continúa escribiendo en cuadernos, piensa publicar dos libros y en medio de la reconstrucción de su vida familiar quiere recuperar su remís.

“Hace unos meses fue trasladado a una segunda casa segura alejada de la Capital Federal, un domicilio oculto, bajo el más absoluto resguardo, en el que vive luego de ingresar al programa de Imputados y Testigos Protegidos”, enfatiza la nota, que también asegura que el exchofer se siente “aliviado” de haberse arrepentido -ser un imputado colaborador en la causa- y que con el correr del tiempo está de mejor ánimo y conversador.

Centeno está acompañado por su pareja, que oficia de sostén emocional, y recibe la visita de una de sus hermanas, muy religiosa, que lo ayudó a aferrarse a la fe y a leer la Biblia.

Cuenta con una subvención mensual como parte del programa de imputados protegidos. También cobra una pensión del Ejército al que perteneció.


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