El tercer día del juicio oral contra Laureano González, por el homicidio triplemente calificado en grado de tentativa, en perjuicio de su entonces pareja Nadia Soledad Lucero, ofreció seis testigos: tres policías, un psicólogo y dos personas que presenciaron un allanamiento.

30/07/2021 19:25
fuente: Prensa STJ

González está acusado de cuatro delitos:  a) homicidio triplemente calificado, por la relación de pareja, por alevosía y por haber sido perpetrado por un hombre hacia una mujer mediando violencia de género en grado de tentativa; b) abuso sexual con acceso carnal  por haber mediado violencia y aprovechando que la víctima no pudo consentir, agravado por haberle ocasionado un grave daño a la salud física y mental a la víctima; c) abandono de persona por haber puesto en peligro la vida y la salud de la víctima, a quién el propio imputado incapacitó, agravado por haber ocasionado ello un grave daño en el cuerpo y la salud de la víctima ; y d) portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización legal, todo en concurso real y en calidad de autor. Los hechos fueron enmarcados en la 26485 de Protección Integral contra las Mujeres.

El hecho imputado ocurrió el domingo 15 de diciembre de 2019, cuando González golpeó a su entonces pareja, Nadia Soledad Lucero, hasta dejarla inconsciente. Eso ocurrió a la madrugada. Después de casi todo un día, a las 23.50 la dejó “por muerta” –según la descripción de la fiscalía– en la puerta del hospital Lucio Molas y huyó. El agresor fue capturado el martes 17 a la tarde en la casa de Claudio Reyna y Daiana Escudero. Por esa razón, ellos dos y Franco Luciano Devia están siendo juzgados en la misma causa por encubrimiento agravado.

El Tribunal de Audiencia, que lleva adelante el proceso, está integrado por los jueces Daniel Sáez Zamora, Alejandra Ongaro y Gastón Boulenaz.

 

Celulares y videos

El comisario inspector Temístocles Hilario Torreani, jefe de la División de Análisis de Telecomunicaciones de la Policía provincial, fue el primer testigo de la jornada. Lo suyo fue brindar un informe técnico sobre los teléfonos de los cuatro imputados.

Dijo, entre otras cosas, que en un celular de Devia había colocado una tarjeta SIM (o chip) de González. Y que el último impacto que registró la empresa de telefonía de ese aparato fue el lunes 16 a las 16.17. Eso significa que en ese momento el celular fue encendido. Pero a posteriori no hubo llamadas entrantes ni salientes. “Eso pudimos corroborarlo porque en ese momento el celular estaba intervenido por orden judicial”, detalló Torreani.

También dio otros dos datos: que la última actividad del celular propio de  González fue el domingo 15 a las 23.26 y que los últimos contactos entre Devia y Reyna se produjeron entre el 5 y 7 de diciembre.

También mostró videos –a partir de una cámara ubicada a metros de donde vivían González y Lucero– del movimiento del Bora del acusado durante ese domingo.  Allí pudo observarse que el vehículo tuvo varios egresos y regresos al domicilio. Solamente en uno de sus movimientos se vio subir a una mujer; en el resto solamente a un hombre. El último registro fue a las 23.30, cuando salió por la calle San Francisco de Asís, después que minutos antes fuera estacionado frente a la casa de reversa. El Bora tuvo varios salidas y entradas en la madrugada, después no se movió durante unas doce horas y volvió a ir y venir a partir de las 19.

 

“Sin oponer resistencia”

Jorge Ariel Fernández es un oficial principal de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional I y participó de la detención de González en la casa de Reyna y Escudero, en el barrio Santa María de La Pampa. “Cuando le pregunté a Reyna, que estaba con Escudero, si el Bora que estaba cubierto por una lona era de él, me respondió que no y empezó a dudar… En ese momento estábamos en la vereda y noté movimientos dentro de la casa. Le pregunté si había alguien adentro, si era González. No me dijo nada verbalmente, pero por alguna gestualidad interpreté que sí. Por eso tomé precauciones, ya que podía estar armado, y empecé a llamarlo. Me asomé adentro de la casa y vi a González que venía caminando sin oponer resistencia. Simplemente se arrojó al piso y se entregó”.

Con respecto a Reyna y Escudero, Fernández relató que le explicaron que un conocido de ellos, Devia, les había pedido si podían guardar el Bora y alojar a González por unos días. También reconoció la carabina 22 que le exhibieron, como el arma secuestrada al acusado en ese procedimiento.

 

Poco y nada más

El comisario inspector Enrique Marcelo Calderón, actual  jefe del Área Capital UR I fue consultado brevemente y no dio respuestas significativas. Simplemente se limitó a decir que esa unidad estuvo a cargo de la detención de González.

El psicólogo Ignacio Dalgalarrondo, coordinador general de la  Oficina Atención a la Víctima del Delito y a los Testigos, dependiente del Ministerio Público, dio detalles sobre el abordaje victimológico que le hizo a Nadia, luego de que fuera externada del hospital Molas. “Le expliqué que la acompañaríamos durante el proceso penal. Ella no recordaba nada del hecho”, señaló. Y agregó que “con el correr del tiempo observamos que a Nadia le costaba mucho entender como violentas determinadas conductas de su pareja”.

El resto de las dos declaraciones correspondieron a hombres que actuaron como testigos civiles durante el allanamiento a la casa de Reyna y Escudero. Uno de ellos, vecino de ambos, aseveró que tuvo problemas con Reyna y que este poseía un arma.

Sobre el final, Escudero pidió hablar para formular un par de aclaraciones: que Reyna nunca tuvo armas en su casa y que ella en todo momento, durante el allanamiento, tuvo alzada a su pequeña hija, y hasta la llevó cuando la policía la trasladó hasta el área de Niñez.

El juicio continuará el próximo miércoles a las 8.​


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